Temibles bestias imbuidas del feroz poder de la naturaleza.
Lava ardiente, ventiscas furiosas y miasmas crecientes.
Las bestias que han soportado las duras tierras de Azuma
encarnan la esencia misma de la naturaleza cuando emergen ante los cazadores.
Cada criatura posee su propio territorio y atacará a cualquier intruso.
Tanto para bestias como cazadores, lo único que importa es sobrevivir.
Silvozador
El más grande y aterrador de los kemono que suelen aparecer cerca de asentamientos humanos. El yama'ugachi ha desarrollado múltiples ojos para no perder de vista a la presa, aunque suele mantener cerrada la mayoría y depende sobre todo por el olfato. Eso sí, si algo invadiera su territorio, este colosal jabalí abriría todos los ojos de par en par y fulminaría con ellos cuanto hubiera en derredor. Los enormes colmillos con los que horada la tierra le dan el nombre de "silvozador" y son capaces de atravesar casi cualquier cosa.
Primagmate
Si le preguntas a una partida de caza qué kemono temerían más encontrar, las respuestas serán múltiples y variadas. Pero si les preguntas a cuál odian más, la respuesta será casi unánime: al jigokuzaru, también llamado primagmate. Es tan astuto, emplea su cuerpo volcánico con tal destreza y parece despreciar a la humanidad de tal forma que a nadie extraña su mala fama.
Amaterasu
Con su descomunal envergadura, su brillante plumaje y su majestuoso vuelo, Amaterasu ha sido una inspiración durante siglos. No es de extrañar que el ave haya sido venerada como un kami celestial desde el inicio de los tiempos. Sin embargo, y por alguna misteriosa razón, todos aquellos lugares donde se le rendía culto, ya fueran modestos poblados o grandes naciones, acabaron en la ruina. No ha sobrevivido ningún registro que pueda ampliar información sobre el sagrado kemono.
Lupoglaciar
Desde cada centímetro de su enclenque fisionomía, el rasetsu, también conocido como lupoglaciar, emana un frío interminable. Si no hay agua cerca, puede invocar grandes bloques de hielo desde los que crear vistosos hitos en su territorio que las personas dedicadas a la caza han bautizado como "castillos de hielo". Caza en manadas si es preciso y derriba a su presa con una velocidad aterradora. Tampoco se queda atrás en fuerza, y lo deja patente en los combates uno a uno con otros kemono. Esta bestia lleva demasiado tiempo atormentando los sueños de quienes cazan.
